lunes, noviembre 26, 2007

Heidegger como educador político


Heidegger, el educador nacionalsocialista: Los discursos, conferencias y proclamaciones políticas del filósofo más influyente e importante del siglo XX, Martin Heidegger, pronunciados entre los años 1933 y 1934 han sido editadas por primera vez en alemán en el tomo 16, Band 16 Reden und andere Zeugnisse eines Lebensweges (1910-1976) de las obras completas, las Gesamtausgabe, llamadas “integrales”. Constituyen un brulote de prosa ultranazi. Las lecturas de estos textos nos revelan no sólo el compromiso radical del filósofo con Hitler, sino que ni la brutalidad policial, ni los campos de concentración, ni la quema pública de libros, ni la persecución a judíos y comunistas, ni la instauración de una dictadura de partido único, ni siquiera la matanza ilegal y atroz de los militantes de las SA en junio de 1934, hicieron mella en sus creencias políticas. Hace falta evocar estos textos (inéditos en español) para penetrar en este período negro y distinguir hasta qué punto está comprometida la filosofía heideggeriana con el nacionalsocialismo. Es más: Heidegger no duda en ir más allá del centro de oscilación ideológico del nacionalsocialismo: es un entusiasta radical de los nuevos campos de trabajo forzados, exalta a la raza endurecida, alaba a la guerra como única salvación posible, está convencido de la sanidad racial del pueblo alemán a través de la eugenesia, es un antimarxista rabioso. El semestre del invierno europeo 1933-1934 es el período más activo del filósofo y ahora Rektor-Führer Martín Heidegger: de mayo de 1933 a noviembre de 1934, a lo largo de cuatro cursos universitarios, realiza más de veinte discursos y conferencias donde pone su filosofía al servicio de la consolidación del NS-Staat.

¿Quiénes conformaban el “equipo” de trabajo académico de Heidegger? Erik Wolf (1902-1977): amigo y persona de confianza de Heidegger, fue nombrado por él decano el 1 de octubre de 1933, tenía entonces 31 años y se destacaba como un teórico extremista en la filosofía del derecho del “totalle Staat”; fiel seguidor de Carl Schmitt habría de escribir dos obras seminales para la legitimación jurídica del “SS-Staat”: El verdadero derecho en el Estado Nacionalsocialista (1933) y El ideal jurídico del Estado Nacionalsocialista (1934); después de 1945 se arrepintió, (al contrario del silencio de Heidegger) de su adhesión política al nazismo públicamente. Graecist Wolfgang Schadewaldt (1900-1974): amigo personal de Heidegger y catedrático titular de Filología Clásica, un adepto fanático a las SA y miembro del NDSAP, fue la cabeza visible de la intriga exitosa del cuadro de profesores nazis de la Universidad de Freiburg contra el rector socialdemócrata Von Möllendorf. Después de 1945 se refugió en el ostracismo y el silencio.

No nos sorprende entonces el entusiasmo y el amor militante de Heidegger en este discurso por no sólo militarizar la vida universitaria, sino transformar el concepto de trabajo en la versión nacionalsocialista. Si el trabajo era para Marx esa mercancía especial que permitía, a través de su doble carácter, explicar el secreto de la explotación bajo el capitalismo, para el fascismo en general el plusvalor no es histórico sino eterno, y lo que debe modificarse es el principio de organización social basado en lazos formales y reorganizarlo bajo la identidad de la Tierra y la Sangre. Heidegger fue en este sentido siempre coherente: en el transcurso del primer interrogatorio ante el comité de depuración de actividades nazis dirigido por las tropas de ocupación francesas, el 23 de junio de 1945, bajo juramento, confesó “que su adhesión al NSDAP era la única y suprema posibilidad de evitar el avance del marxismo en Alemania”.

Ahora sí tiene sentido ese lema que se presentaba como una broma siniestra, El trabajo a la comunidad nacional nos hace libres, “Arbeit macht frei”. Y justificar el universo de los campos, en sus diferentes versiones, como instituciones no sólo legítimas sino necesarias para la existencia del pueblo alemán como tal. El semestre de invierno de 1933-1934 es el período más activo del filósofo Martin Heidegger como rector de la Universidad de Freiburg. Recordemos brevemente que su nombramiento fue a pedido de las instancias organizativas nazis y que con pomposidad el 1º de mayo de 1933 se afilió públicamente al NSDAP. El número de carnet de partido de Heidegger era el 3125894, del Gau Baden. Heidegger pagó escrupulosamente sus cuotas de militante hasta marzo de 1945, además de estar suscripto a los dos diarios nazis más ignominiosos: el Völkischer Beobachter y Der Alemanne de Freiburg. Informes de inteligencia del SD (Sicherheitsdienst, el Servicio de Seguridad de las SS dirigido por Heydrich) confirman a lo largo de los doce años del IIIº Reich su apoyo incondicional al NS-Staat. Como hemos podido ver en otros textos el filósofo participó activamente en el apoyo radical al dominio del NSDAP, incluso tomando posiciones que lo hacían un radical de la nueva derecha. En este caso Heidegger realiza un discurso institucional a trabajadores desempleados ahora en actividad en los múltiples programas de trabajo forzoso en el ReichsArbeitsDienst (RAD, Servicio de Trabajo Imperial). El régimen nazi había declarado la “batalla del trabajo”, construido la ideología de la “nobleza del trabajo alemán” y la ilusión de una nueva revolución que igualaría a todos en una comunidad nacional-racial, la Volksgemeinschaft. Entre el 1º y el 27 de junio de 1933 se encauzan la ley para la reducción del paro y la ley para la formación de la empresa que construirá las famosas autopistas del Reich. A fines de ese año ya trabajaban en obras principales o accesorias más de dos millones de ex parados, una tercera parte de los desocupados que había en 1932. El mismo mes que empezó la batalla del trabajo se prohibió el SPD, el partido socialdemócrata y se autodisolvió el de los conservadores. La nueva nación alemana debía ser una totalidad eterna enraizada en el espíritu ario y todos sus miembros se consideraban iguales en categoría, aunque no en función. Después de la Machtergreifung se creó el “Frente Alemán del Trabajo” (DAF, Deutsche arbeitsFront), nombre de reminiscencias bélicas, que ocupaba el lugar de los sindicatos marxistas y liberales disueltos a la fuerza el 2 de mayo de 1933. Todos los trabajadores asalariados fueron obligados a afiliarse, organizándose según fábrica e industria en círculos nazis. El DAF controlaba los contratos y los despidos, el salario, los seguros, el cuidado de los ancianos jubilados y los trabajadores incapacitados. Se deseaba una entrega militante, así que el DAF asumió, como en el stajanovismo de la URSS o la battaglia del grano de Mussolini, la fraseología de la guerra buscando incrementar la explotación y aumentar la productividad. El DAF quería producir un nuevo tipo de trabajador, alejado del modelo de consciencia de clase del marxismo o del apático holgazán. Gran parte de esta ideología y su consecuente legislación era el miedo del NS-Staat a las huelgas. El tipo ideal del nuevo trabajador racialmente consciente era el Volksgenosse Müller, un personaje literario creado por Walter Dach (un escritor muy prolífico que escribió la mayoría de sus obras para el DAF), que representaba al verdadero proletario. Como tantos otros trabajadores, Müller había sido ganado por el marxismo apátrida y cosmopolita pero su naturaleza verdaderamente aria se rebela cuando descubre que los marxistas son traidores a la Patria y además son un instrumento de los patrones. Müller también se ilumina con la idea que el verdadero patriota debe negar la primacía de las consideraciones económicas en la ordenación de la estructura social de Alemania. Honradez contra hipocresía, la idea es que el pueblo alemán puro es tan derecho como un tronco. Sólo hay que sincronizarlo, despertarlo y hacerlo decidido en su decisión.

Ascenso y consolidación de Hitler: A lo largo del año 1933, el “año de la decisión” como lo presentaba la ideología nazi, Baden y en especial su capital, Freiburg, fueron la avanzada del fanatismo y la nivelación (“Gleichschaltung”) racial de toda Alemania. Hay que señalar que ya en las elecciones de 1932 el NSDAP era el partido mayoritario de la región y tras el éxito en las elecciones (las últimas semilibres) en marzo de 1933, se rompió todo formalismo constitucional. El ministro del Interior de Hitler, Frick, nombró Reichskommissar al temible Wagner, quien disolvió el gobierno provincial y creó un cuerpo paramilitar de apoyo formado por 500 miembros de las SS, SA y los Stahlhelm, persiguiendo todo forma de oposición o protesta. La “Casa del Pueblo” de Freiburg, sede de los sindicatos, fue violentamente atacada hasta su cierre definitivo. Al poco tiempo fue asesinado por dos policías el muy conocido diputado socialdemócrata de origen judío Nussbaum. En la plaza de la catedral de Freiburg, el NSDAP organizo un mitin multitudinario bajo el lema “Manifestación contra el marxismo”. Todos los parlamentarios y concejales comunistas y socialdemócratas fueron encarcelados sin más, prohibidos los partidos políticos, disueltas las organizaciones que no respondieran al NSDAP y los órganos de la prensa independiente cerrados o censurados. En esa época ya existían dos campos de concentración muy conocidos en Baden, ambos ubicados en el pueblito de Heuberg, una aldea cercana al pueblo natal de Heidegger, Messkirch. Los campos quedaron chicos y fueron cerrados en 1935, trasladándose a los presos (en su mayoría comunistas, anarquistas, socialdemócratas y “pacifistas”) al temible KZ Dachau. En 1933 el alcalde nazi de Freiburg, el Doktor Franz Anton Josef Kerber, dirigió un boicot público contra los comercios judíos y se publicó una lista desde el Ayuntamiento con los nombres de abogados, médicos y otros profesionales judíos para que también se los boicoteara. Kerber no sólo era miembro del NSDAP sino de las SS (en 1937 Heidegger publicará un artículo sobre Francia y Alemania en un libro editado por Kerber). En abril de 1933 se promulgó para toda la provincia una ley de “re-estructuración de la función pública”, pionera en la limpieza racial, que notificaba la expulsión de todos los judíos de la administración pública y, por supuesto, de las universidades. La depuración étnica en Baden se completaría recién en 1940, cuando los últimos 5.617 judíos fueron enviados al KZ Gurs (Pirineos franceses), el lugar donde estuvo internado Jean Améry, para luego desaparecer en los infiernos de los campos de exterminio del Este. Es en este contexto que hay que interpretar y sopesar las palabras de Heidegger.

Ciencia, universidad y nazismo: las transformaciones administrativas adoptadas por el Führer Heidegger en la universidad se completaron con una serie de medidas tendientes a modificar el tipo de intelectual liberal (=marxista) aborrecido por el nacionalsocialismo. “Nada confirma más la certidumbre de la victoria de nuestras ideas que nuestro éxito en las universidades” afirmaba no sin razón Adolf Hitler en 1930. Los nacionalsocialistas habían tenido un éxito asombroso en los estudiantes universitarios, llegando a poseer la mayoría absoluta y la presidencia del Congreso de Estudiantes Alemanes dos años antes del ascenso de Hitler a la cancillería. En el cuerpo de profesores la simpatía no era menor, aunque no se hacía pública. Gerhard Krüger, el líder de la asociación nacionalsocialista universitaria, la Nationalsozialistischer Deutscher Studentenbund (NSDStB) que había organizado la quema pública de libros en toda Alemania en la noche del 10 de mayo de 1933. Krüger era un estudiante de las SA, cuadro político militar, que inició su militancia política en el Bund Oberland, agrupación paramilitar freikorps, que se formó en 1919 para combatir la RäterRepublik roja de Münich y apoyó al fallido putsch de Hitler en 1923; en 1928 ingresó al NSDAP y entre 1931 y 1933 fue nombrado Führer der Studentenschaft Geschichsstudium; desde 1936 asume como Reichsamtsleiter; entre otros libros escribió: Student und Revolution(1934) y Adolf Hitler(1938); en la década del ’50 continuó su militancia como Leader indiscutido de las agrupaciones neonazis, como el DRP (Deutsche Reichspartei). En esa noche de mayo, siendo Heidegger rector, fueron incinerados en una hoguera gigantesca, en la plaza frente al edificio de la biblioteca de la Universidad de Freiburg, libros con espíritu “anti-alemán”; la única oposición que encontró el acto organizado por las SA, SS y Stahlhelm fue una noche lluviosa, impropia para un auto de fe ario. Uno de los cuadros nazis que organizó la quema, Hans Karl Leistritz, director del Servicio Informativo Científico Universitario y del tenebroso SD. Ambos, Krüger y Leistritz, eran muy conocidos de Heidegger, de hecho les envío ejemplares dedicados de puño y letra de su infame “Discurso de asunción del rectorado”. Krüger precisamente reclamaba una nueva comunidad universitaria que liquidase para siempre la herencia liberal y judía, promoviendo un anti intelectualismo visceral que intentaba acabara con los universitarios como casta privilegiada en una sociedad que buscaba la igualdad racial-popular: “La universidad durante el período del liberalismo clásico era desarrollar tantos individuos educados para diversas cosas como fuera posible. El ideal de hombre armonioso, según lo concebía el liberalismo clásico, fue degenerando gradualmente en un unilateralismo de especialistas, sin ninguna verdadera conexión con la comunidad. La casta universitaria, ‘el hombre cerebro’, el ‘formador’, la universidad misma y con ella sus profesores e incluso en parte los estudiantes perdieron toda relación con el Pueblo alemán y su Estado… ese ideal burgués carecía de toda relación a la Sangre y al Suelo”. Pero ya Hitler había marcado la pauta en 1923: “Se necesita un amplio cambio en la educación. Hoy sufrimos de supereducación. Los ‘sabelotodo’ son enemigos de la acción. Sólo se estiman los conocimientos. Lo que se necesita es instinto y voluntad”.

El 30 de octubre de 1933 dentro del programa municipal de la ciudad de Freiburg desfilaron frente al portal de la universidad 600 Erwerbslose, ex desempleados que ahora cumplían con trabajos y servicios comunitarios, a quienes se dirigió Heidegger con este discurso titulado “Educación Nacionalsocialista”, que luego sería publicado por “Der Alemanne. Kampfblatt der Nationalsozialistischen Oberbadens”, el diario oficial nazi de Baden, en su número 33, el 1º de febrero de 1934. El encarnizamiento de Heidegger contra las metas burguesas-marxistas, contra el materialismo americano, la búsqueda fácil de cargos y honores, contra todo el tinglado del mandarinazo alemán es sorprendente. Veía en la transformación del mundo universitario la realización de los puntos más radicales del movimiento de la nueva derecha. Sus topoi son todos derivados de “Ser y Tiempo”: Dasein, Mit-Sein, Decisión, Destino colectivo, Autenticidad, Voluntad, Saber… todo aderezado, como recordaba el filólogo Klemperer, con la saturación de la palabra pueblo en el discurso nazi “’Pueblo’ Se emplea tantas veces al hablar y escribir por los nacionalsocialistas como la sal en la comida; a todo se le agrega una pizca de pueblo: fiesta del pueblo, camarada del pueblo, comunidad del pueblo, cercano al pueblo, extraño al pueblo, surgido del pueblo…” Heidegger decide entonces, en una medida inédita en toda la Alemania ya nazificada, vincular el trabajo universitario con el servicio de trabajo forzado emprendido por el alcalde Kerber, con el objeto de crear un “puente vivo” entre trabajadores intelectuales y manuales. El plan especial de la ciudad de Freiburg para los desempleados era trasladarlos a labores en campos y minas y la creación de una nueva población campesina en la provincia. La Universidad de Freiburg, con Heidegger a la cabeza, participó activamente en el plan, una iniciativa que no tiene equivalente en ninguna universidad de la época. No sólo se trataba de llevar a los estudiantes universitarios del claustro al mundo del trabajo sino de adoctrinar al proletario alemán en cursos de adoctrinamiento nacionalsocialista en el área de extensión universitaria. Los estudiantes de las SA, SS y Stahlhelm asumían la “educación política” de los trabajadores manuales en paro. El diario de la Nationalsozialistischer Deutscher Studentenbund (NSDStB), “Der Deutsche Student”, se hizo eco de este esfuerzo señalando que “bajo la protección del profesor Heidegger, rector de la Universidad de Freiburg, los estudiantes friburgueses y el Departamento de Trabajo han suscrito un acuerdo importante según el cual la universidad y el conjunto de estudiantes, en el curso del semestre de invierno, asumirán la educación política de una gran parte de los desocupados de Freiburg. Las lecciones serán dadas por las fuerzas vivas nacionalsocialistas del mundo estudiantil y universitario. Este acuerdo constituye un gran aporte a la lucha por la reconstrucción de la universidad” ¿En qué consistía la educación política? El primer ciclo de conferencias llevaba el título de “Socialismo alemán”, estaba a cargo de Wolf (“Socialismo y Derecho”); Maximilien Back (“Socialismo y Economía”); Hans Mortensen (“Socialismo y Paisaje”); Kart Bauch (“Socialismo y Arte”); Walter Müller-Guiscard (“Socialismo y Asistencia Pública”); el médico psiquiatra Heinz Riedel (“Problemas de la Cuestión Racial”); el médico Helmut Haubold (“Socialismo y Servicio del Trabajo”). Mientras Heidel terminará sus días experimentando con vacunas en los campos de la muerte de las SS, Haubold será el Kommissär del RAD (Servicio del Trabajo) y de los campos de trabajo para toda la zona sur de Alemania.

El discurso de Heidegger marcó la apertura solemne y protocolar de los cursos de educación política nacionalsocialista para los trabajadores comprendidos en el plan municipal de Freiburg. Las traducciones en italiano y francés, coordinadas por el filósofo heideggeriano François Fédier tratan de ocultar en el maremagnum de la traducción el léxico nazi de Heidegger: el título es modificado (ya no es “Educación científica nacionalsocialista” sino una inocente ¡¡¡“Allocution aux travailleurs”!!!); conceptos-faro de la Lingua Tertii Imperii se metamorfosean y se edulcoran: “camaradas de raza” es compatriotas, “nacionalsocialismo” es socialismo nacional, “comunidad racial” es sociedad sin clases… y si hay dudas no manipulables lexicográficamente unas citas vergonzosas confunden todavía más al despistado lector. Nuestra traducción se basa en el artículo original, rescatado del olvido por un alumno de Heidegger, Guido Schneeberger en una compilación de documentos de y sobre Heidegger titulada “Nachlesse zu Heidegger” (Bern, 1962).

Nationalsozialistische Wissensschulung

(“Educación Científica Nacionalsocialista”)

¡Alemanes camaradas de raza! (Volksgenossen!), ¡Trabajadores Alemanes!

Como Rector de la Universidad os doy cordialmente la bienvenida a esta casa. Esta bienvenida será, al mismo tiempo, el inicio de nuestro trabajo conjunto. Permitid que comencemos, antes que nada, reconociendo la importancia y el significado del hecho que vosotros, trabajadores desocupados (Notstandarbeiter) de la ciudad de Freiburg, estéis junto a nosotros en el mayor Salón de Conferencias de la Universidad.

Pero: ¿qué significa este hecho?

Debido a medidas de gran envergadura y del nuevo carácter de los Servicios de Distribución de trabajo (Arbeitsbeschaffung) de la ciudad de Freiburg, se os ha dado trabajo y se ha puesto pan en vuestras mesas. Es por esta razón que vosotros disfrutáis de una posición privilegiada entre el resto de los trabajadores sin sustento de la ciudad. Pero este tratamiento preferencial significa, al mismo tiempo, una obligación (Verpflichtung).

Vuestro deber es comprender que la creación de trabajo y la aceptación del trabajo por el que se os paga, es la manera como el Führer nos exige en nuestro nuevo Estado. Por creación de trabajo entendemos no sólo el alivio de las necesidades externas, no exclusivamente la eliminación del desaliento interno o, de hecho, la desesperación; la creación de trabajo significa no únicamente el protegerlos de todas esas cargas. La creación de trabajo es, en realidad y al mismo tiempo, un acto de elevar y construir (Aufbau und Bau) dentro del nuevo futuro de nuestro Pueblo (“der neuen Zukunft unseres Volkes”).

La creación de trabajo debe, antes que nada, hacer al camarada de raza (Volksgenosse), desempleado y sin ocupación, ser de nuevo capaz de Existencia (daseinsfähig) en y por el Estado y ser capaz de existir en la totalidad del Pueblo (Volksganze). El camarada de raza (Volksgenosse) que ha encontrado trabajo debe aprender por eso que no ha sido dejado de lado y abandonado, que tiene un lugar en el orden popular (Volksordnung), y que cada servicio y cada cumplimiento poseen su propio valor que es fungible por otros servicios y cumplimientos. Esta experiencia (Erfahrung) puede devolverle su propia dignidad y auto-convencerse ante sus propios ojos y adquirir por sí mismo la verdadera convicción y resolución (Entschiedenheit) ante los ojos de los otros camaradas de raza (Volksgenossen).

El objetivo es: fortalecerse para una Existencia (Dasein) total y plenamente valiosa como camarada de raza en una comunidad racial-popular alemana (deutschen Volksgemeinschaft).

Para esto, sin embargo, es necesario:

Saber, qué posición se ocupa en tanto integrante de este Pueblo;

Saber, cómo este Pueblo renace y cómo se renueva a sí mismo en esta reorganización;

Saber, qué es lo que está aconteciendo con el Pueblo Alemán en este Estado Nacional-Socialista (nationalsozialistischen Staat);

Saber, en qué fiera lucha (schweren Kampf) esta nueva realidad fue ganada y creada;

Saber, lo que significa el futuro saneamiento (Gesundung) del cuerpo del pueblo (Volkskörpers) y qué demanda de cada individuo en particular;

Saber, cuáles han sido las consecuencias que ha traído a los hombres alemanes la urbanización, y cómo ellos deben retornar al suelo y a la tierra (Boden und Land) a través de la distribución de suelo,

Saber, qué significó el hecho que 18 millones de alemanes que pertenecían al pueblo pero, porque vivían fuera de las fronteras del Imperio (Reichsgrenzen), no pertenecían todavía al Imperio;

Todos los trabajadores de nuestro pueblo deben saber por qué razón y por qué propósito ellos están donde están. Es solamente por este saber (Wissen) viviente y siempre presente que sus vidas pueden ser enraizadas en el pueblo como una totalidad (Volksganzen) y en su destino popular (Volksschicksal). Proporcionar este saber es así una parte necesaria de la creación del trabajo; y éste es también vuestro derecho, pero por consiguiente también vuestra obligación, demandar este saber y el esfuerzo para adquirirlo.

Y ahora, vuestros jóvenes camaradas (jüngere Kameraden) de la universidad están preparados para auxiliarlos a adquirir ese saber. Ellos han resuelto ayudar para que ese saber reviva en ustedes, para ayudarlos a desarrollar y a crecer vigorosamente y que jamás vuelva a adormecerse. Ellos están de pie y preparados, no como ‘estudiantes’ (Gschtudierten) que son los ‘mejores’ (Besseren) de su clase, sino como camaradas de raza (Volksgenossen) que han reconocido su deber.

Ellos están de pie y preparados, no como personas con ‘formación’ (Gebildeten) enfrentadas a una ‘clase baja’, de individuos ‘incultos’, sino como camaradas (Kameraden). Se preparan a escuchar vuestras preguntas, atender vuestros problemas, vuestras dificultades y dudas, pensar con vosotros con conciencia, en un esfuerzo compartido, para conducirlos a la claridad (Klärung), a la solución (Lösung) y a la decisión (Entscheidung). ¿Qué es, por consiguiente, el significado del hecho de que os congreguéis aquí, en la Salón de Conferencias de la Universidad con nosotros?.

Este hecho es el signo (Zeichen) que la nueva voluntad colectiva (neuer, gemeinsamer Wille) construye un ‘puente viviente’ entre el trabajador de la ‘mano’ (Arbeiter der Faust) y el trabajador de la ‘cabeza’ (Arbeiter der Stirn). Hoy, la voluntad que cubre esta escisión ya no es un proyecto condenado al fracaso. ¿Y por qué no? Porque la totalidad de nuestra realidad alemana (deutsche Wirklichkeit) ha sido modificada, cambiada por el Estado Nacional-Socialista (nationalsozialistischen Staat), con el resultado de que toda nuestra comprensión (Vorstellen) y pensamiento (Denken) deben también transmutarse.

Lo que nosotros pensamos hasta ahora, cuando usamos las palabras ‘Saber’ (Wissen) y ‘Ciencia’ (Wissenschaft), han sumido y adquirido otro sentido (Bedeutung).

Lo que significaban hasta ahora las palabras ‘trabajador’ (Arbeiter) y trabajo (Arbeit) han tomado otra sentido (Sinn).

‘Ciencia’ (Wissenschaft) ya no es la posesión de una clase privilegiada de ciudadanos (Klasse der Bürguer), que abusa de esta posesión como medio de lucha en la explotación (Ausbeutung) del pueblo trabajador (werktätigen Volkes). Más bien, Ciencia es meramente la forma más rigurosa y más responsable de ese conocimiento en que el Pueblo Alemán en su totalidad debe buscar y demandar por su propia existencia histórica como Estado (seines eigenes geschichtlit-staatliches Dasein) necesario para afianzar y asegurar su continuidad y grandeza y preservarla en el futuro. El saber de la verdadera ciencia no difiere en nada en su esencia (Wesen) con los saberes del campesino, del leñador, del minero, del artesano. Porque saber significa: reconocerse en el mundo en el cual hemos sido arrojados, como comunidad e individuo.

Saber (Wissen) significa: en todas nuestras decisiones (Entscheidung) y procederes (Vorgehen) estar a la altura de la tarea que nos ha sido asignada, tanto si esa tarea es cultivar la tierra o talar un árbol o excavar en un canal de riego o inquirir en las leyes de la Naturaleza o iluminar la historia en su poder de destino colectivo (Geschichte in ihrer Schicksalsmacht).

Saber (Wissen) significa: ser amos de la situación (Herr sein der Lage) en la que nosotros estamos situados.

Qué es decisivo no es tanto cuán variado es nuestro conocimiento y la cantidad de cosas que nosotros conocemos, pero sí lo es si nuestro conocimiento ha crecido naturalmente por fuera y si se dirige directamente hacia nuestro círculo de existencia (ein ursprünglich gewachsenes und auf unseren Daseinskreis ausgerichtetes) y si, por nuestra acción (Tat) y conducta (Verhalten), tomamos responsabilidad por lo que sabemos. Nosotros ya no distinguimos entre el ‘educado’ (Gebildeten) y el ‘inculto’ (Ungebildeten); y no porque ambos son lo mismo, sino por que ya no atamos nuestra estimación de una persona a esta distinción. Hacemos, en cambio, diferencia entre saber genuino (echtem Wissen) y saber aparente (Scheinwissen). Saber genuino es algo que ambos, el campesino y el trabajador manual (Bauer und Handarbeiter), poseen, cada uno de su propia manera y en su propio campo de trabajo, lo mismo que el estudiante tiene su propio campo. Pero, en cambio, a lo largo de su aprendizaje, el estudiante puede simplemente gastar su tiempo en la persecución ociosa del saber aparente.

Si vosotros que estáis aquí sabéis convertiros en personas sabias, nosotros no os daremos migajas o fragmentos de una ‘cultura general’ (allgemeinen Bildung) de cualquier tipo, menos aún una limosna. Es más: es en vosotros donde debe despertar ese saber, por medio del cual cada uno de vosotros, en su estamento y en su círculo de trabajo (Stand und Arbeitskreis), podrá llegar a ser un hombre alemán duro y decidido (klare und entschlossene deutsche Menschen).

Saber y posesión del saber (Wissensbesitz), tal como el Nacionalsocialismo entiende estas palabras, no divide en clases (Klassen), sino otorga lazos y unidad a los camaradas de raza (Volksgenossen) y a los estamentos (Stände) en una única y grandiosa voluntad (Will) del Estado.

Tal como ‘saber’ y ‘ciencia’, las palabras ‘trabajador’ (Arbeiter) y ‘trabajo’ (Arbeit) adquieren un sentido transformado y una nueva sonoridad. El trabajador no es más, como reclamaba el marxismo (Marxismus), un mero objeto de explotación (blosse Gegenstand der Ausbeutung). El estamento de los trabajadores (Arbeiterstand) no son la clase de los deseheredados (“Klasse der Enterbten”) que se lanzan a la lucha de clases generalizada (“allgemeine Klassenkampf”). Pero tampoco el trabajo es simplemente la producción de bienes (Erzeugung von Gütern) para otros. Ni es el trabajo simplemente la ocasión y el medio para ganar un salario (Lohn). Más bien:

Para Nosotros trabajo (“Arbeit”) es el título de toda actividad y acción (Tun und Handeln) bien ordenadas determinadas por la responsabilidad de los individuos, los grupos y el Estado y que está así al servicio del Pueblo.

Trabajo nos nada más, ni nada menos, que la libre fuerza de decisión (Entschlusskraft) y la perseverancia de los hombres (Ausaduer des Menschen) son libremente unidas en al conformación de la voluntad (Will) y el éxito en el cumplimiento de una tarea.

Por consiguiente, todo trabajo es, como trabajo, algo espiritual (Geistiges), porque esta fundado en el libre ejercicio de la competencia (Sachkenntnis) y en el entendimiento sobre trabajo (Werkverständnis) de la tarea; y ésta debe estar fundamentada en el saber auténtico (eigentliches Wissen). El cumplimiento de un trabajador de las minas no es básicamente menos espiritual (geistig) que la actividad de un estudiante.

Trabajador y Trabajo (Arbeiter und Arbeit), tal como el Nacionalsocialismo entiende a estas palabras, ya no dividen en clases (Klassen), sino que crean lazos y unen a los Camaradas de Raza (Volksgenossen) y a los estamentos (Stände) en una única y grandiosa voluntad del Estado (grossen Willen des Staates).

‘Los trabajadores’ y “los académicos’ (die wissenschaftlich Wissenden) no están en una situación opuesta. Cada trabajador está, a su propia manera, como uno que sabe; y sólo porque es una persona que sabe posee la habilidad de trabajar sobre cualquier cosa. El privilegio del trabajo se le niega al animal; al contrario cada persona que realiza actos guiada científicamente y que decide en función de una ciencia (wissenschaftlich Entscheidender) es un trabajador.

Por esta razón, la voluntad (Will) de tender un puente vivo entre nosotros y vosotros no puede seguir siendo un deseo vacío y sin perspectiva de éxito. Esta voluntad de transformar esta adquisición de trabajo (Arbeitsbeschaffung) en una adecuada adquisición de saber (rechten Wissensbeschaffung) debe ser para nosotros una íntima certeza (innerste Gewissheit) y una fe que jamás será vacilante (nie wankender Glaube). Al sostener esta voluntad, no hacemos otra cosa más que seguir la voluntad superior de nuestro Líder (überragenden Wollen unseres Führers). Ser su comunidad de fieles (Gefolgschaft) significa: desear de forma inquebrantable y en todo momento que el Pueblo alemán reencuentre su unidad orgánica (gewachsene Einheit), su simple dignidad (einfache Würde) y su auténtica fuerza (echte Kraft) y que como Estado del Trabajo (Arbeitstaat) adquiera continuidad y grandeza.

Al hombre de esta voluntad sin precedentes (unerhörten Willens), a nuestro Führer Adolf Hitler un triple saludo:

¡Sieg Heil!

(Traducción de Nicolás González Varela)

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12 Comments:

Anonymous Anónimo said...

traducir "volksgenosse" por "camarada de raza" es tan tendencioso como traducirlo por cualquier otra opción exonerante... "camarada del pueblo", bitte... si heidegger era nazi o no (en el sentido de si la persona o el personaje "heidegger" tenía el carnet de militante del partido, etc.), es filosóficamente irrelevante... el problema tiene más enjundia: si los discursos, el del rectorado por ejemplo, se leen como filosofía, entonces qué aparece?... si en el discurso del rectorado se menciona el "kampf", es aquí el "kampf" de hitler o el "pólemos" de heráclito?... o una pretendida continuidad de sentido entre ambos? y si esto último: non sequitur? es una consecuencia o una inconsecuencia de su pensamiento? frente a farías o, últimamente también, faye, quienes hablan del heidegger protonazi ya en "ser y tiempo" e incluso de la "introducción del nazismo en la filosofía", pareciera , más bien, que si se leen esos textos como filosofía, más allá de la retórica ideológica y pomposa de heidegger, lo que aparece es más bien un garrafal error de interpretación filosófica, un problema radicalmente hermenéutico en el que heidegger habría caído y que sólo posteriormente habría rectificado (precisamente en sus análisis del entramado constitutivo de la modernidad hasta nietzsche, de la técnica, etc.)... así, intérpretes como a.leyte (en su "heidegger")o f. martínez marzoa (en su contribución al vol. colectivo "heidegger. la voz de tiempos sombríos ") dan una serie de claves para leer filosóficamente esos textos y entenderlos como inconsecuencias en relación con lo ganado filosóficamente por heideger... y eso, además, sin el menor atisbo de defensa fanática, de exoneración o "wiedergutmachung" de la ortodoxia heideggeriana...

12:10 p.m.  
Blogger NiklasGV said...

Una traducción sin contexto lingüistico es ridícula. "Volksgenosse" no está traducida en forma tendenciosa. Es una palabra clave del Sprachgebrauch nacionalsocialista, de hecho Hitler la utiliza profusamente en "Mein Kampf" intercambiándola con "Rassegenossen" o "rassen- und nationalbewußten Volksgenossen". Todos los que vivieron la época, p. ej. Herbert Marcuse discípulo de Heidegger, Karl Löwith o el propio Klemperer afirman que debe entenderse como "camarada racial o de raza alemana" para diferenciarse de la camaradería liberal o de clase. En la primera edición de "Mi Lucha", realizada en España en 1935, el traductor español traduce "Volksgenosse" como camarada racial sin dudas. Toda la literatura völkische, racista, de la época utiliza Volksgenosse como sinónimo de raza.En el programa de partido del NSDAP se puede leer: "kein Jude kann Volksgenosse sein". El sintagma nazi se refiere no al pueblo soberano sino a lo "völkische" en sentido racial. La camaraderia del pueblo no da transcripción y el sonido exacto, porque en esta palabra compuesta si "Genosse" es ciertamente el camarada de los partidos obreros y socialistas, "Volk" por el contrario debe ser entendido en sentido racial, völkische. Este concepto, como muchos de los nazis, es un círculo. El "Volksgenosse" no es un compatriota cualquiera, un conciudadano común y corriente, es un camarada de nuestro pueblo con identidad racial, un pueblo definido de manera völkische: el "camarada de raza".
Si pensamos en el extremo cuidado de Heidegger ("soy lo que digo") en el uso semántico y léxico es muy inocente creer que deja caer estas palabras sin consecuencias. Por otro lado la separación obra y persona es ajena al pensamiento de Heidegger, ya que para él la teoría siempre es una forma de praxis. En su correspondencia a lo lardo de 1933 (p. ejemplo con Häberlin) le confiesa que su accionar cotidiano se nutre de su pensamiento. Y yo creo que todo eso es demasiado relevante. Gracias por tu comentario. Un saludo

5:39 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Estimado Amigo de Mosca Cojonera: Muy buenos tus articulos de filosofia y letras que leo en la seccion de opinion del periodico digital Rebelion. Yo soy amante de la filosofia, en especial de Nietzsche, Marx, Engels. Sigue escribiendo articulos asi, que son de mucha importancia para que las personas conozcan el lado oscuro tambien de la filosofia

5:23 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

muy convincente la respuesta, las referecias a las equivalencias en "mein kampf" y a löwith, etc., sin embargo, y si bien es verdad que en el "pueblo" alemán como "volk" vienen inscritas determinaciones raciales, etc., sigue sin convencerme la traducción de "volk" por "raza", que es lo que se sigue de traducir "volksgenosse" por "camarada racial", etc.,

por otro lado, sigue sin paracerme relevante filosóficamente que heidegger fuera o no nazi, si tuviera o no el carnet del partido, ... más bien es algo que interesaría a los tribunales de nürnberg... la pregunta sigue siendo: qué sucede si se leen los textos de heidegger - si es que en general se puede ver tal cosa más allá de lo panfletario - como textos filosóficos? y ahí es donde quizás quepa hacer una lectura del discurso de rectorado que sobrepase el primer nivel ideológico y fascistoide y dé cuanta de cómo heidegger se desdice en relación con lo ganado filosóficamente (y aquí, de nuevo, serían de interés los textos de leyte y marzoa)

7:06 p.m.  
Blogger blackjacket said...

Estimados Mosca Cojonera y Sr. Anónimo:

muy interesante la discusión. Ahora, yo creo que están olvidando un factor fundamental: más allá de las desastrosas y repudiables cuestiones que desencadenaron en el genocidio; la categoría racial surge al mundo alemán como una metáfora de superioridad. Así se ha entendido tanto en oriente como en occidente. Así mismo se entendió en el Mahabaratha, por ejemplo. Hablar de raza aria es hablar de una superioridad perdida, de un centro único de expansión universal, es hablar de mitologías que señalan que no todo está perdido irremediablemente.

Desde este punto de vista, considerando que hoy la sociolinguistica apela a considerar los usos de las palabras, creo que traducir volk por raza es estrecho, sino errado. en este preciso momento recuerdo a Herder, un antecente demasiado importante en la ideología alemana, especialmente con su tesis del Volkgeist (espíritu del pueblo) o del Volkseele (alma de un pueblo), en que aseveró que cada pueblo es una manifestación del plan divino y que su desarrollo sólo podría ser entendido plenamente en la medida en que se captara su espíritu. No obstante, el interés de Herder no se restringió a Alemania, sino que su estudio consideró pueblos distintos en el intento de escuchar en todos ellos la voz de la humanidad, voz que no se realizaría bajo el alero de un pueblo único, pues todos son necesarios en el camino de la Providencia. (es evidente que los alemanes sólo difundieron un aspecto de su doctrina: las concernientes al carácter alemán, entendido como manifestación del espíritu inmortal del mundo)

Es fundamentalmente de Herder de donde salen todas las variaciones del Volk. Pero desde este sentido el volk remite más a una cuestión espiritual que a otra de carne y hueso.

saludos

10:16 p.m.  
Blogger blackjacket said...

Bueno, yo quería comentar otra cosa, pero me enfrasqué en vuestra discusión.

Quería decir que a mi me gustó el discurso de Heidegger (por cierto agradezco la traducción) y que no entiendo muy bien cuál ha sido el objeto de todo este artículo: ¿ofuscar su filosofía con más "evidencias" nazistas de individuos antinazis del tercer milenio?

este tema ha sido tratado demasiado, y bien infructuosamente. Una y otra vez, la filosofía de Heidegger permanece intacta. Admito que el contexto tiene su cuota relevante, pero se trata de 1934, en que alemania está practicamente hipnotizada por un sentimiento de fe en lo superior. se trata de un mensaje tan bien planteado que hace que el más vil trabajador pueda llegar a efectuar con brío su trabajo en función de encontrar su lugar en la nación, en el sentido de aprehender que la nación es una suerte de "estado en forma" (como diría Spengler) y que cada parte -la más mínima- requiere incluso su perfección.
Esto es un ideal, y los ideales ciegan. Nada más humano que esto. El genocidio son palabras mayores, y claramente lo repudio.

Me parece que su vision peca de unilateralidad, y por ahí rastreé adjetivos que inclinan la balanza hacia un sólo lado: el lado supuestamente negativo de Heidegger. Esto es mucho más tendencioso que cualquier traducción de Volk.

¿no recuerda el círculo herménéutico de heidegger? entonces sabrá que quien quiere comprender un texto debe estar dispuesto a dejarse decir algo por él, mostrarse receptivo frente a su alteridad, en una receptividad que no supone neutralidad ni autonegación ni cancelación, sino un hacerse cargo de los prejuicios para confrontarlos con la verdad del texto.
Y consigo mismo.

un saludo cordial
blackjacket

10:40 p.m.  
Blogger NiklasGV said...

Como ambas posiciones se complementan, vale la respuesta para ambos. Tal como los heideggerianos franceses hicieron reiteradas veces, remarcando los errores evidentes o las conclusiones apresuradas de la investigación de Farías o Emmanuel Fayé, surgen hechos incuestionables que ya no se pueden obviar: Martin Heidegger no era sólo un “simpatizante naive” ni un abogado defensor de la “Nationalsozialistische Revolution”, más allá de estar de moda o de satisfacer algunas reivindicaciones generales de la pequeña burguesía de provincias, sino que en la mayoría de los casos era “plus royaliste que le Roi”, donde “le Roi” era nada menos que Adolf Hitler; y no sólo apoyó “ruidosamente” al NS-Staat y su “despertar de Alemania”, sino que la elección valorativa y la extrema opción por el NSDAP emana, cada vez más sin y dudas, de premisas internas de su ontología y filosofía de la existencia, en especial de su desarrollo como “Seinsgeschichte”, como “Historia del Ser”, como lo supieron intuir tempranamente Löwith y Marcuse.
¿Puede una opción política vulgar ser un acto filosófico?... Sin dudas. En el “Fall Heidegger”, sobretodo después de las investigaciones fundamentales de Theodor Kisiel, Richard Wolin, Tom Rockmore y los profundos estudios biográficos de Hugo Ott, queda muy claro que el sentido de su decisión por el nacionalsocialismo y su “Weltanschauung” política tiene sus raíces, en su particular “re-working” de Aristóteles desarrollado entre los años 1919 y 1933, que le posibilitaron contar con una filosofía práctica desarrollada, tan desarrollada como para que Heidegger no tuviera dudas en que orilla ubicarse desde 1929 en adelante y qué decisión tomar en el fatídico enero de 1933. La base de esta re-lectura de la “phrónesis” aristotélica se va a efectuar desde el cuadro de la “Lebensphilosophie”, influencias de Lask, Natorp y de algunos tópicos de Dilthey y Husserl, además de toda la influencia del “Kultur pessimismus” de la derecha, la llamada “Kriegsideologie”, desde Spengler, Benn, Jünger, George, Trakl y otros. Esta tarea, hace unos años casi imposible, ha sido enormemente facilitada por la publicación de sus lecturas y seminarios desarrollados entre 1919-1945, sus intervenciones en la política del momento y por las transcripciones (verdaderos “Zusätze” de la obras completas) de los estudiantes de los seminarios y lecturas de Heidegger, como el caso de Helene Weiss. Para el investigador aún continúan inaccesibles la nutrida correspondencia de Heidegger con figuras claves del polo “nacionalrevolucionario” de la derecha de Weimar, tales como E. y G.F. Jünger, E. Niekisch; con cuadros de estatura del NSDAP, como C. Schmitt, E. Fischer, J. Goebbels, E. Krieck o E. Wolff; o incluso con intelectuales “jungkonservative”, como S. Georg, E. Jung u O. Spengler. En este campo con Heidegger sucede el mismo fenómeno de manipulación de textos que con el infame “Nietzsche-Archiv”: sus documentos, con el mismo Heidegger en vida, son un campo de batalla en torno a su imagen, su herencia y el pasado de Alemania, donde todo vale, desde la falsificaciones lisa y llanas, como la del famoso paréntesis de 1953 hasta las versiones “aggiornadas” y retocadas al estilo posmoderno, o la desaparición u ocultamiento de manuscritos.Se trató de la re-edición del curso de 1935: Introducción a la Metafísica, en 1953, donde se descubrió que el propio Heidegger añadió, entre corchetes, una aclaración sobre el nacionalsocialismo que no figuraba en las pruebas originales del manuscrito, ahora en GA 40, p.233; y cambió todas las palabras “Nationalsozialismus” por “Bewegung”. Sobre esta edición retocada se puede consultar una recensión de el entonces desconocido doctorando Jürgen Habermas, aparecida originalmente en el Frankfurter Allgemeine Zeitung, el 25 de julio de 1953. El mismo retoque, de las manos de Heidegger, sufrieron las lecciones sobre Nietzsche y Schelling editadas en los años ’60. O sea: leemos no ,lo que escribió Heidegger en la década del '30 y '40, sino lo que sobreescribió después de 1945.
Se puede sostener la idea de que la obra de Heidegger no produjo, ni siquiera mediatamente, ningún germen de filosofía práctica o filosofía política pura y que, sin embargo, dentro de los diferentes estadios evolutivos, su magno “Denkweg” oficial, fue siempre un filósofo profesional políticamente comprometido con la coyuntura de su tiempo según los parámetros de los universitarios en la época de Weimar. Con esta operación hermenéutica, muy sofisticada por cierto, sus trabajos filosóficos más abstractos estarían impregnados de manifestaciones y posiciones con respecto a lo político, pero esta “espuria” lógica de la época sobre la obra sería esencialmente perifericas al “kern”, al núcleo más puro de su pensar. La proximidad, incluso léxica, al universo ideológico “völkische” y “nationalbolschewismus” del movimiento nacionalista alemán, ya muy obvio, tendría referencia no tanto a las orientaciones fundamentales que Heidegger le imprimió a su intento de “abrir brecha” en la historia acontecida desde la aparición de Sein und Zeit, sino a una suerte de “enredos” en compromisos en los cuales el filósofo “carne-y-hueso” arrastró al filósofo “guardián-del-ser”. La obra filosófica de Heidegger sería así apolítica por definición, y es justamente este apoliticismo visceral lo que la hace negativamente responsable de la serie de traspies políticos del Heidegger humano, demasiado humano, cuyas ideas y visión del mundo en 1933 se deben a la psicología de la frustración, a la geografía o al resentimiento provinciano o a cualquier cosa (tal la tesis de Pöggeler). La síntesis de todos los argumentos sería más o menos la siguiente: en su confusión por re-encontrar el verdadero destino de Occidente, en una época de crisis personal profunda, donde se estaba extinguiendo el Heidegger “christlicher Theologe” y coincidiendo con el derrumbe de la república de Weimar, al profesor pequeño burgués pobre de provincias el ascenso del nacionalsocialismo “se le vino encima”, como dice Pöggeler. Pese a toda su miopía política, la ontología de Heidegger, en sus preguntas esenciales, habría cruzado incólume el “Mar de los Sargazos” de la experiencia nacionalsocialista, incluso habría tenido energía oculta para realizar una feroz crítica desde 1934, lo que demostraría, en negativo, que existía “in nuce” en la filosofía de Heidegger una posibilidad real de “uso” político. Pero las ideas centrales de su filosofía no habrían sufrido mella post o ex-ante de 1933, no habrían sido la causa esencial o eficiente, de las debilidades psicológicas, de la “ataraxia” del hombre Martin Heidegger, uno más de los miles de alemanes confundidos y arrastrados en el torbellino político del ascenso meteórico del NSDAP, como piadosamente P. Aubenque nos recuerda. Al finalizar esta manipulación interpretativa se reconoce que la ontología heideggeriana efectivamente se estacionó en la vecindad de la política, o sea: Heidegger mismo “urbanizó” su provincia del ser al trasladar categorías de Sein und Zeit al campo político, pero todo ello se realizó sin sufrir “afinidades electivas”, sin ser su “soporte” al NS-Staat motivo de sospecha ni recoger en su seno “prejuicios” de la empiria política. En suma: no sería posible encontrar ningún punto de partida firme para la solución de problemas de una agenda de filosofía práctica en 1933, ni siquiera algún criterio utilizable para guiar en la práctica o ponderar la toma de decisión de un compromiso político resuelto. Sólo se concede la posibilidad de preguntar, en la dimensión de lo político, utilizando la cuestión de la “Technik”, por lo que el pensamiento heideggeriano podría converger elípticamente con las cuestiones candentes de la historia universal, pero su relación es inesencial a ella y al reino de la política. El que sostenga lo contrario es que nunca lo ha leído (aunque lo haya hecho). Pura y dura ortodoxia religiosa.
Así pues, como falta el análisis exacto de cómo en el ámbito político tiene que ser construida la verdad del “Sein”, no puede suceder que, precisamente desde esta manera específica del acontecer del “Wahrheit” y de la estructura del mundo, se aclare la estructura misma donde “acontece” la verdad. La obvia conclusión es que es imposible que la ontología heideggeriana pudiera “orientar” o colaborar en la toma de decisión política al Martin Heidegger mortal entre las tendencias políticas oscuras y confusas de la Alemania de los años ’20, y menos de manera “ideológico-crítica”. Al no existir posibilidad de encontrar un esbozo de filosofía práctica en el pensar heideggeriano, ni siquiera en estado latente, es improbable que el año 1933, el “Jahre der Entscheidung”, el año de la decisión según lo bautizó Spengler, se haya podido relacionar esencialmente al “Kern”, al núcleo central de su “Denkweg”. Esta rigurosa y autoritaria concepción de la no unidad entre obra y autor, donde el contenido de verdad de una “corpus” filosófico no tiene que reflejarse necesariamente en la mentalidad y en la ética de la vida del filósofo, exacerba y agudiza de tal forma la autonomía “débil” de la filosofía, que cualquier comportamiento o acción en el ámbito de lo político, de por sí despreciable y relegada a mera nota biográfica, no puede arrojar ningún cono de sombra sobre su “opus magnum” o ser utilizado como “via regia” para nuevas lecturas interpretativas. Dicho secamente: no puede desacreditarse, al realizar la conexión entre política y filosofía, la ontología heideggeriana, ni ninguna otra, poniéndola a trasluz con asuntos que resultan, por definición, “externos”, como lo es una decisión resuelta en política. A lo sumo se reconoce que Heidegger tuvo que “distorsionar”, la famosa inflamación e inflación repentina de la palabra “Geist” en el estudio de Derrida, su filosofía pre-1933 para poder “aggiornarse” con el universo léxico del NSDAP; esta distorsión fue producida por elementos absorbidos de la cosmovisión de su época, y tanto la caución con respecto al nacionalsocialimo como el gesto metafísico se remitirían a medios retóricos de expresión o la “Weltanschauung” nihilista o la ideología de mandarines “apolíticos” del universitario alemán, que finalmente conllevan a una incoherencia terminológica, un ajuste de cuentas verbal (Derrida) que finalizará en 1935 con la lección "Einführung ...", una verdadera retirada de su corto compromiso político y punto de inicio de la fantástica “geistige Widerstand”, la resistencia espiritual contra el NS-Staat (como sostiene su hijo y albacea literario Hermann). La fantástica y mítica renovación filosófica comenzaría con los seminarias de Nietzsce según la hagiografía oficial.
Yo planteo la cuestión inversa: no la clásica pregunta, a esta altura del debate carente de sentido, si se dio una “relación interna y necesaria” entre la analítica de Sein und Zeit y sus percepciones y valoraciones políticas, sino que, por el contrario,demostrar que en la ontología heideggeriana existe indicios suficientes para hablar de una filosofía política “in nuce”, una filosofía práctica viva, que lo llevará, desde años anteriores a 1933, en primer término a las proximidades del polo “nacionalsocialista” (por ejemplo: el Tat-Kreis o Jünger) y, en segundo término, esta filosofía práctica, con su particular “re-working” de Aristóteles a través de la “Lebensphilosophie”, fue la que le permitió valorar y compartir tanto ideales como objetivos con el NS-Staat, incluso con varios grupos e intelectuales del “antidemokratischen Denken” de la república de Weimar, la amplia herradura ideológica del movimiento nacionalista alemán, desde los “jungkonservative”, pasando por los “nacionalbolcheviques” hasta el movimiento “Landsvölkische”. En suma: lo que aquí hacemos no es otra cosa que, “ad pedem litterae”, seguir la propia autointerpretación de Martin Heidegger, que siempre sostuvo, según el testimonio de Karlñ Löwith, que en su concepto de “historicidad” (“Geschichtelichkeit””) estaba el verdadero fundamento (“Grund”) de su compromiso político con el movimiento nacionalsocialista. en cuanto a Herder sabemos que el nacionalsocialsimo lo rescató para su industria editorial-ideológica transformándolo en precursor de la "Gross Deutschland", un trabajo incómodo ya que Herder era cosmopolita, pluralista cultural y defensor de laAkklärung". Algunos de los libros más vendidos sobre Herder como precursor "völkische" fueron el del filósofo oficial Heyse, Benno von Wiese, Friedrich Weinrich, Walter Kriewald y, no por casualidad, el de un discípulo de Heidegger, Hans Georg Gadamer titulado "Volk und Geschichte im Denken Herders" (1942), editado en plena campaña contra el bolchevismo...

5:48 p.m.  
Blogger blackjacket said...

Estimado señor:

no terminé de leer su comentario o más bien artículo. Le ruego que sea preciso y no se extienda tanto, tampoco se trata de darnos una clase de filosofía.

Según usted uno podría separar al Heidegger filósofo teórico teólogo del de carne y hueso!
estoy en desacuerdo.
usted dice que no hay nada de política en Heidegger.

pero usted no ha pensado que la política es sólo una forma de conseguir cuestiones mil veces mayores, en este caso, la superioridad, problema que roza campos mucho más amplios como la religión (de hecho el nacionalismo viene a suplir una carencia de continuidad religiosa) y la filosofía.

la necesidad de trascender nuestras pobres individualidades lleva a utilizar la política sólo como medio. Está claro que en Alemania ésta se riguió por cuestiones idealistas, hipotéticas, religiosas: basta echarle una ojeada al castillo que himmler no acabó de construir, entre otros miles de ejemplos (el mismo general ludendorf, el caso de K.M wiligut, etc)

Al final de todo hay algo mucho mayor. Algo indescriptible, innominable, un problema mayor relacionado con un centro único.

por eso hice hincapié en la necesidad de comprender muchos aspectos del nazismo como metáforas. No puede pretender que cada cosa tiene su esfera distinta, separada, plenamente delimitada y sin posibiidad de contacto con las otras, y se lo digo lisa y llanamente, sin necesidad de citar tanta parafernalia.
heidegger era nazi. pero debe abrir su propia comprensión del nazismo.
heidegger era nazi. y a mucha honra.
heidegger era nazi. y qué? vió el nazismo en cierto momento como el único medio político que satisfacía en planos prácticos y concretos sus aspiraciones filosóficas, irrelizables a corto o a mediano plazo. recuerde que el nazismo era un proyecto que con mucha suerte y trabajo re´cién podría concretarse en 100 años, no menos.
saludos.
blackjacket

9:16 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

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