"El joven Marx y la construcción del comunismo crítico"
ENTREVISTA A NICOLÁS GONZÁLEZ VARELA
por Juan Dal Maso (Izquierda diario, Octubre de 2016)
Dialogamos con NGV, autor de Crónicas marxianas.
Marx & Marxismo que se publicará el año próximo. En esta entrega,
la primera parte de la entrevista.
En el libro que vas a publicar le prestas mucha atención al
joven Marx ¿Cómo describirías las distintas etapas de la formación de su
pensamiento?
En esa formidable ciencia llamada “Marxología” en realidad al
joven-joven Marx (hablamos de su desarrollo filosófico-político entre
1837 y 1843) se le desconocía o se le minimizaba, el foco se colocaba
sobre el ya no tan joven Marx, en especial el “existencialista” de los
Manuscritos de 1844. Al parecer nada interesante ni productivo había,
salvo para la Historia monumental o anticuaria, en su práctica y en su
pensamiento ex ante de la mítica cesura de 1845. Este canon fue grabado a
fuego ya desde la fosilización de Marx en los años 20’s en la
escolástica del Dia-Mat soviético, y se hizo un lugar común en Occidente
después de 1945. El prestigio académico de esta posición ideológica
vino de la mano de Althusser y su famoso “corte epistemológico”, que
ponía en un manto de sospecha a todo aquel que quisiera “valorizar” para
las tareas políticas presentes al Marx juvenil que presentaba como una
conspiración pérfida. Y no es un asunto de mera Filología: ya Lenin
intentó llevar al gran público este Marx desconocido o el mismo Gramsci
desde la cárcel intentaba editar los textos menos “oficiales” y perdidos
del joven Marx que estaba difundiendo el trágico David Riazanov.
Los que nos descubre este Marx recuperado es que no desarrolló la
idea comunista a partir de una parcial recuperación del corpus
preexistente o deducida de una negación aséptica del objeto filosófico,
sino que el neue Kommunismus (el mismo Engels denomina a la nueva idea
comunista en esta época como “Comunismo crítico”), se configuró a través
de una discusión crítica (despiadada) con las formas teórico-prácticas
de comunismo y socialismo existentes; y que el valor de esta Kritik a la
propia izquierda es para Marx servir de insustituible propedeútica y
acceso real al problema de la plusvalía. Es decir: contra el Dia-Mat y
contra Althusser, el origen del Comunismo crítico entre 1845-1846 revela
que es inseparable el Marx político del Marx filósofo, que no puede
entenderse su crítica y su método sino desde un análisis unificado de
las dos dimensiones.
El mismo Marx reconocía la importancia de esta etapa joven-joven al
afirmar que “durante los años 1842-1843… me vi por primera vez en el
compromiso de tener que opinar acerca de lo que han dado en llamarse
‘intereses materiales’ me brindaron una primera ocasión para ocuparme de
problemas económicos” para señalar que ya en esos años liberales, le
parecía que el Comunismo y Socialismo realmente existente en la
izquierda de la época, tanto en Alemania como en Francia, una Stümperei,
un dilentantismo sofisticado, chapucería teórico-práctica. A partir de
este momento Marx se esforzará por permanecer fiel a este programa de
investigación científica qua política. Las etapas de formación ahora
pueden conocerse mejor, pero al mismo tiempo se difuminan más y se
solapan unas con otras, y si puede hablarse de períodos que nunca son
estancos, ya que Marx vuelve y recicla posiciones juveniles, ya sea para
superarlas o profundizarlas, un ejemplo de este proceso que anula toda
linealidad cartesiana es por ejemplo la influencia de Hegel…
Entre los textos juveniles de Marx destacas el del Suicidio, ¿por qué?
En primer lugar, porque no estaba traducido al español hasta ese
momento (ahora tenemos dos versiones, por cierto, ¡de dos traductores
argentinos!). En segundo lugar, es un tipo de ensayo de intervención
política marxiana muy peculiar, señalemos a los lectores que en 1846,
dos años antes del Manifiesto Comunista y veintiún años antes de la
aparición del primer tomo de Das Kapital, Marx publicará en un revista
socialista minoritaria alemana, Espejo de la Sociedad un raro ensayo
sobre el suicidio bajo el Capital, titulado “Peuchet: sobre el
Suicidio”. Es curioso, pero parecía otro texto “maldito”: la famosa
edición de las Werke, editada en la RDA entre 1958 y 1968,
misteriosamente no incluyó este ensayo. Según un marxólogo de la
categoría de Löwry, es una piece unique en la bibliografía, basado en
las memorias de Jacques Peuchet (1758-1830), personaje político de
segunda línea, que fue sucesivamente artista, abogado, economista,
estadístico y archivero de la Policía ¡durante la Restauración!
Participó de la Revolución Francesa, para luego ser parte del partido
realista, luego simpatizante de Napoleón. Marx comienza su para-ensayo
con una breve presentación, una sucinta Bio de Peuchet, para luego
extractar y traducir al público de lengua alemana los resultados
sociales del capitalismo triunfante en París. Básicamente ha tomado un
capítulo de las memorias, el LVIII “Du suicide et de ses causes”. Por
supuesto, no es una traducción literal, sino una transliteración
editada, muy similar a la del famoso Hefte Spinoza de 1841, un montaje
literario, donde se suprimen partes, se agregan pensamientos propios y
se deducen conclusiones a las que Peuchet no llega o que están entre
líneas. El texto sobre el suicidio fue escrito y planificado para ser
publicado en un proyecto político-literario. Y para ser leído en público
para un potencial auditorio obrero de la región natal de Engels, el
Wuppertal (Renania). También es una prueba del “uso” de Marx de
documentación aparentemente anodina, de segunda categoría, materiales
estadísticos del estado, de un Marx archivista, bien materialista y
foucaultiano…
Otro de los temas abordados es la relación de Marx con
Spinoza, tema muy discutido no sólo por autores como Althusser o
Macherey sino por Plejanov y el marxismo soviético, cuéntanos cuál es tu
visión de la lectura que Marx hizo de Spinoza, que ya habías analizado
cuando tradujiste y publicaste el Cuaderno Spinoza de Marx.
Marx ciertamente ha leído a Spinoza y podemos, sin olvidar al
propio Marx, servirnos de Spinoza para leer desde otra perspectiva a
Marx y volver a investigar a Spinoza después de Marx. ¿Cuál es el
significado de Spinoza en la teoría y en la praxis de un joven-joven
Marx? El documento más importante, como señalas, de esta apropiación es
el Hefte Spinoza, escrito en Berlín entre marzo y abril de 1841. Pero lo
cierto es que el Hefte de Spinoza es un texto propio de Karl Marx
utilizando las palabras de Spinoza, pero ya no es Spinoza. Su trabajo se
puede entender dentro de ese período que podríamos denominar del Marx
“democrático”, brevísimo entre su anterior conciencia monárquica
constitucional y su adopción de la idea comunista. Marx sostiene,
siguiendo a Hegel y a su maestro Bauer, la idea que la real esencia del
Estado es el desarrollo libre. El Staat racional es el actor dialéctico
del progreso en la Historia, tendencia que puede ser pervertida por
fuerzas opuestas a su esencia, como el elemento religioso no
subordinado. El Estado convierte los fines individuales en fines
generales, los toscos impulsos en inclinaciones morales, la
independencia natural en libertad espiritual, es “la realización de la
Libertad racional”, que Marx entiende como identificándose con la
Naturaleza humana, cuyo contenido peculiar es “la Autodeterminación de
acuerdo con su propia constitución interna.” Pero sin embargo el
discurso crítico de este período marxiano es el combate contra el Estado
religioso, como puede verse en el contenido de sus trabajos y en el
Nachlass, y aquí es que surge como arma filosófica de primer nivel el
Tractatus theologicus politicus (y no el Tractatus politicus)
spinoziano. Marx señala que “el Estado verdaderamente religioso es el
Estado teocrático”, porque en éste “el dominio de la Religión no es sino
la Religión del Dominio, el culto de la Voluntad del gobierno”, y como
ejemplo se presenta el paradigma spinoziano par excellence: el Estado
teocrático judío. Tal como en el montaje del Hefte, Marx plantea una
férrea dicotomía, Dilemma, entre el Estado cristiano y el Estado
democrático laico, el “Estado de la Libertad racional” que no puede
desarrollarse partiendo desde ninguna Teología. El Estado, concluye
Marx, no puede construirse partiendo de la Religión, sino partiendo de
la Razón de la Libertad, proceso que denomina die Verselbständigung des
Staatsbegriffs, sustantivación del Concepto de Estado, que remite a
aquella fórmula destacada en el Hefte de Spinoza: “el verdadero fin de
la República (Reipublicae) es, pues, la Libertad”.
En este momento Marx no considera nunca al Estado como el simple
poder gubernamental; lo entiende siempre desde una óptica jovenhegeliana
como una Totalidad ética que expresa los intereses de la Soberanía
popular (una radical distinción con el concepto spinoziano). Spinoza es
un paso en la emancipación de la Política de la Teología, del Prozess de
sustantivación en el duro trabajo de llegar el Concepto. En el Hefte
Spinoza de 1841 es clara la contraposición entre la forma republicana de
Estado y el Estado monárquico constitucional-teológico, que fundamenta
sus leyes sobre dogmas religiosos (lo que hace, por ejemplo, imposible
la Libertad de prensa entre otras cosas), haciendo imposible la
actualidad de la esencia estatal como preciosa unidad de Libertad y
razón. En otoño de 1841 sabemos que Marx comenzó un estudio de la
Philosophie des Rechts, y que había empezado un ensayo crítico sobre el
Hegel político; y en una carta a Ruge de marzo de 1842 comenta que el
artículo se encuentra terminado, salvo pequeñas correcciones, y que el
punto central de la época es “la lucha contra la Monarquía
constitucional como un híbrido que de principio a fin se contradice y se
suprime a sí mismo.” Marx jamás llegó a publicar este ensayo. Cuando el
gobierno ordene el cierre de la Neue Rheinische Zeitung en 1843,
acusará precisamente a los redactores de intentar desarrollar principios
teóricos que ayudarán al debilitamiento del principio monárquico
constitucional. Como dirá en una feliz fórmula un poco más adelante, “la
Democracia es la verdad de la Monarquía, pero la Monarquía no es la
verdad de la Democracia…”
El mismo montaje Hefte Spinoza puede ser leído como una ilustración
de los ejes básicos de esta agenda político-filosófica jovenhegeliana,
de la junghegelianischen Phase de Marx. Marx reconstituye “otro” texto
que ya no es el Tractatus theologicus politicus, Spinoza es “usado” (lo
que no sirve queda afuera del montaje) para el combate
republicano-burgués contra la crítica evangélica dentro del Hegelianismo
(Strauss, Hengstenberg, Menzel y Leo) y la regresión religiosa del
estado prusiano, es un escrito de combate para reintegrar el
Universalismo del Estado a la Comunidad. El Hefte de Spinoza debería ser
considerado un “escrito de combate” baueriano. Se trata de un proceso
de Aneinanderreihung und Verbindung, Ensamblaje&Combinación, en
palabras del propio Marx, que puede o bien ser usado en valencia
positiva como en negativa. Marx ya había hecho suyas las críticas de
Bauer a la incoherente síntesis en Hegel de la sustancia de Spinoza y el
“Yo” de Fichte, también asumido el Republicanismo riguroso baueriano de
1840-1842, por lo que Spinoza no podía ya satisfacer las necesidades
históricas de la Kritik pura, ni ser utilizado contra el Rechstaat para
repudiar y marginalizar el individualismo posesivo, los particularismos
como idea de la Libertad. Efectivamente, Marx no necesitó explayar los
“defectos” de la Filosofía práctica de Spinoza por escrito, al parecer
eran autoevidentes ideológicamente. Pero la corrección puede leerse
claramente usando como mediación e ilustración el montaje del Hefte de
1841. La caprichosa exégesis textual “es” la crítica inmanente del Marx
“democrático-liberal”, del Marx Bauerianer al Spinoza político.
Dentro de tu lectura ¿cuál es la importancia que asignas a La Ideología Alemana y cómo caracterizas el materialismo de Marx?
Como decían los antiguos romanos: Pro captu lectoris habent sua
fata libelli, y es que según las capacidades y posibilidades del lector,
los libros tienen su destino. Incluso en el caso de un pensador
clásico, de un gigante como Marx. Si existe un libro maldito en el
pensamiento occidental, tanto en su aventura editorial como en su
malograda recepción y difusión, una tortuosa vicenda singular y
misteriosa, esa obra es Die deutsche Ideologie escrita por Engels y Marx
a lo largo de 1845. Ya desde su mismo incipit: su título es falso,
desconocido para los dos autores, atribuido azarosamente por necesidades
editoriales para su primera edición completa póstuma en 1932 en la
URSS. No hay en ninguna parte del manuscrito original tal magno título.
La “ideología alemana” hacía referencia, no sabemos si fue una idea del
notable editor y marxólogo de Marx, David “Riazanov” Goldenbach, a una
definición polémica realizada por Marx en su polémica contra el
socialista verdadero Karl Grün en 1847. La DI fue rechazada en su época
por muchos editores. En la posteridad al manuscrito no le fue mucho
mejor. El ¿éxito? del Marxismo como ideología de partido y ortodoxia de
estado (como ciencia de la legitimación o DiaMat) ha precedido en
décadas a la divulgación científica y exhaustiva de los escritos
completos de sus fundadores. Y uno de los casos más extremos (aunque no
el único) es el texto conocido como Die Deutsche Ideologie, La así
llamada “Ideología Alemana”, escrito a tres manos por Friedrich Engels,
Moritz Hess y Karl Marx entre 1845 y 1846, y que muchos especialistas
consideran que en él por primera vez se establece lo que podríamos
denominar un “Materialismo histórico” coherente y fundamentado. Y
aunque su importancia es generalmente admitida por la Marxologie más
prestigiosa, incluso la académica (empezando por Althusser, Balibar,
etc.), es una obra muy poco leída en toda su extensión, mal editada y de
pésima difusión. Fuera del ámbito de la Marxología, reina la
indiferencia, el desconocimiento total o directamente el desprecio desde
la ignorancia. La obra se transformó no solo en un ajuste de cuentas
con varias tendencias filosóficas y políticas de la Alemania de la
época, sino en el acta de nacimiento del propio Marxismo ya consolidado a
través de un trabajo de zapa negativo, de oposición y lucha
política-ideológica. Es también un momento decisivo en una escalada en
la lucha ideológica tanto contra el radicalismo liberal, el
republicanismo burgués y la izquierda hegeliana, desde una posición
reactiva, desde la negatividad de la idea comunista. El desacuerdo
básico en 1845 era contra una tendencia política que sostenía una
estrategia ultrarrevolucionaria, aplicando a la coyuntura una táctica
sectaria y reaccionaria, o sea: una teoría abstracta intransigente,
deducida de trasplantar mecánicamente textos importados y generados en
otra coyuntura social, pero que se traducía en una praxis reaccionaria.
El resultado no podía ser más nefasto: unas precarias ideas teóricas ya
desfasadas de su fase histórica material concreta, que generaban
desviaciones prácticas como resultado lógico. Resulta altamente
sospechoso que los Marxismos vulgares, revisionistas y el mismo Dia-Mat
estalinista hayan coincidido en subestimar esta obra clave. Porque, y
este es un dato muchas veces olvidado por una exégesis “geocéntrica”,
más religiosa que marxista, la idea comunista en Engels y Marx se
desarrolló, como precisamente puede comprobarse en las obras de los años
1843-1847 y en especial en Die deutsche Ideologie, en completa
oposición y confrontación impiadosa con la gran mayoría de los
socialistas y comunistas de su época. Este no-libro es el pars destruens
en el inicio del proyecto comunista y un componente acumulativo para la
Kritik a la anatomía de la sociedad burguesa. (Fin de la primera parte)