"Fréres des tranchées" y la teoría de los juegos
Primera Guerra Mundial o la "Gran Guerra". Fines de 1914. Un frente de ochocientos kilómetros atravesaba Bélgica y Francia marcado por horribles matanzas. Un oficial británico, de inspección por las trincheras, se sorprende al observar que los alemanes iban y venían tranquilamente, a tiro de fusil, tras sus propias líneas y a nadie parecía importarle. ¡Fraternización con el enemigo!... ¡Alta traición!... los infantes rasos, rangos bajos y proletarios, el candoroso suelo popular y clasista de las maquinarias bélicas, espontáneamente había desarrollado una política no-oficial de "vivir y dejar vivir" en una contienda interimperialista. Un sistema de confraternización éndemico durante toda la guerra de trincheras, ahora recordado por un film francés, "Joyeux Noël", de Christian Caron, un libro del prestigioso historiador Marc Ferro, otro en alemán de Michael Jürgs, uno más en inglés de Brown y Seton y un documental del agudo director Gaumnitz, aunque reconocemos en nuestra memoria el estudio de 1980 basado en cartas, diarios y reminiscencias de un sociólogo británico, Ashworth y un pionero videoclip de Paul McCartney en los '80. ¿Y la anécdota verídica relatada por Robert von Ranke Graves en su autobiografía "Goodbye to All That"? Lo cierto es que floreció la estrategia de cooperación a pesar de la represión, de la propaganda y de los esfuerzos de los aristócratas oficiales de alta graduación de todos los ejercitos implicados: la fraternidad de abajo se impuso donde menos se la esperaba. Hubo de todo: partidos de fútbol, intercambio de arbolitos de navidad, cantos de ópera, encargo de víveres, visitas recíprocas, etc. Incluso la hora de 8 a 9 de la mañana estaba considerada como consagrada a "asuntos particulares" por lo que ciertos lugares estaban marcados con banderolas como fuera del alcance de los tiradores de ambos bandos. O no atacarse con mal tiempo o nunca bombardear el suministro de raciones. Se calcula que un 30% de todos los turnos de trinchera practicaron la desobediencia más humana. Los casos de fraternización y desobediencia militar fueron comunes en la guerra de la independencia española (ingleses, españoles y franceses) y en la Guerra de los Boer. El fénomeno "Live and Let Live" fue duramente reprimido (se castigaron batallones completos), silenciado en las historias oficiales pero rescatado por un grupo de pensadores neoconservadores que habían desarrollado la "Game Theory" y para la cual la realidad de una cooperación sin amistad y sin una autoridad central era una paradoja. La base filosófica de los "neocons" era el "homo economicus", una antropología hobbesiana, donde el hombre es un ser racional, instrumental, egoísta, amoral, que optimiza en función de sus oportunidades su utilidad máxima. Como los creadores pretendían que esta teoría podía explicar y predecir toda conducta humana posible, incluso refundar la misma teoría económica, los zaparrastrosos soldados cooperando por razones éticas o humanitarias en el pueblito de Saint Vlaast negaba su hipótesis antropológica. Para los teóricos, la cooperación entre enemigos mortales caía dentro del llamado "dilema del prisionero iterativo", donde existe la proyección de futuro, es decir: para el jugador es racional cooperar ahora para asegurarse cooperación en el futuro próximo. A diferencia del individualismo metodológico de la teoría (los buenos siempre pierden y la supervivencia del más apto), los soldados de origen popular comprendían perfectamente su situación como grupo y se esforzaban activamente por hacerla lo menos ingrata, lo menos inhumana posible. Comprendían no sólo las consecuencias de sus actos o de una orden injusta, sino aplicaban estrategias basadas en la reflexión colectiva y en la experiencia social. Aprendieron que la cooperación tenía que basarse en la fraternidad y la reciprocidad, que existía una identidad subyacente más fuerte que la ideología nacional. La evolución de la estrategia revolucionó sus propias conciencias y la carga ideológica nacionalista, hasta tal punto que conmovió los cimientos de autoridad del Alto Mando y los políticos. La ética desarrollada, que trastornaba el hombre amoral de la economía política, quedó ilustrada por este incidente relatado por otro oficial británico: "Estaba tomando el té... cuando oímos un gran griterío. Nos encontramos con nuestros hombres y los alemanes en pie sobre sus respectivos parapetos. Súbitamente cayó una salva de artillería que no causó daño. Ambos bandos se parapetaron y nuestros hombres empezaron a maldecir... de pronto un valiente alemán se irguió y gritó: 'lo sentimos mucho; esperamos que nadie haya sido herido. No es culpa nuestra, es esa maldita artillería prusiana'". Así es como defenestraron desde la práctica la formalización de matemáticos, economistas y filósofos. Actualmente existe una "Association Noël '14" que se dedica a publicitar los sucesos, además de convocar todos los años un partido de fútbol en uno de los puntos de fraternización y proyectar un "Monument des Fraternités" a concretarse este año en Neuville-Saint-Vaast, muy cerca de un cementerio con 44.833 tumbas de soldados; la asociación la integran, además de Carion y otros notables de la cultura, el director de cine Bertrand Tavernier. Los años pasaron; los cuerpos y mentes se endurecieron; cuando las fraternizaciones y el "Live and let Live" reaparezcan en el frente occidental bajo la forma de motines y notablemente en la Rusia zarista en 1917, su lógica habrá perdido toda inocencia... Los hombres ya no sólo querrán evitar la absurda matanza, ya no sólo pedirán la paz sino la misma Revolución. Intentarán asaltar el cielo...
1 Comments:
Realmente jugoso. Qué lejos me queda ya la teoría de los juegos... y la propia filosofía. También había buenos sentimientos, no hay duda... pero todo, sobre un fondo tristísimo.
Un cordial saludo.
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