Los "guerreros-monos" de Stalin

En España existe un polémico intento, por parte del PSOE, para otorgarle "derechos humanos" a los monos. El proyecto se basa en que compartimos material genético: el 98.4 % de los genes con los chimpancés, el 97.7 % con los gorilas y el 96.4 % con los orangutanes. Es un parentesco similar al que tienen otras especies que a simple vista no se distinguen... Al mismo tiempo, como ya habíamos avisado acá, la "Cueva de Ali-Babá" de Stalin sigue deparando sorpresas. A través de un diario moscovita, nos enteramos que los archivistas han hallado un proyecto de "Koba" con este sugerente "motto": "Quiero un nuevo ser humano invencible, insensible al dolor, resistente e indiferente a la calidad de la comida que coma"... y estaba dirigida a la producción de super-guerreros, mitad monos, mitad humanos. Han existido desde siempre rumores sobre monos humanizados, monos que beben como cubas, pero esto desbordaba la imaginación, incluso para la variante de los "Ape cosmonauts". Corría el año 1926, Stalin ya había sido padre de Svetlana, su estado físico no era bueno: se queja de dolores en los músculos de brazos y piernas. Se le recomienda una cura en las aguas sulfurosas de Matsesta, un spa de la Nomenklatura. Había anulado a Trotski, le empieza a vender fuel oil a la Italia de Mussolini (mientras éste encarcelaba a militantes de izquierda a piacere) y la casta dominante multiplica los robos, las prevaricaciones, la violencia, las extorsiones, los inauditos abusos de un poder arbitrario ya ilimitado, las borracheras y el desenfreno. Lo del dolor lo entendemos, lo de la comida también: parece ser que ese año Stalin en una visita a Tiflis tuvo una terrible intoxicación alimenticia de la que se recupero con grandes dificultades. Así que Stalin quería un guerrero a su imagen y semejanza, con sus fortalezas y sin sus debilidades. Para tal fin el Politburó envió su mandato a la Academia de Ciencia de la URSS, el plan estrafalario coincide con la modernización del Ejército Rojo (en el cual colaboran secretamente oficiales de Alemania). El elegido para el proyecto supersecreto es un veterinario de nombre Ylia Ivanov, quien se destacó con el zar Nicolás II en temas más mundanos: estableció el primer centro mundial de inseminación artificial para caballos de carrera pura sangre en 1901. Con estos antecedentes, Ivanov contó su plan de guerreros híbridos y con la aprobación del Politburó fue enviado al África Occidental, incluídos 200.000 u$s de la época, para que realizara sus primeras pruebas inseminando chimpancés. A su vuelta, con un cargamento interesante de simios, estableció su cuartel general en Georgia, la tierra natal del "Padrecito de los Pueblos". Como se imaginarán los experimentos de Ivanov fueron un total fracaso, pero llegó a inseminar de esperma de mono a voluntarios humanos. Ivanov cayó en desgracia y con él toda la Unión Soviética: la colectivización forzosa finalizó con la terrible hambruna de 1932 y el veterinario pagó con cinco años de cárcel, conmutadas ("clementia" del líder) por un exilio forzoso en la República Soviética de Asia Central (Kazakhstan). O sea: en el culo del mundo. En 1932 el alucinado doctor Frankestein muere de congelamiento al fallarle el corazón en un olvidado andén ferroviario a causa del frio intenso. Pero Stalin cumplió finalmente su deseo de manejar guerreros duros, a quienes las inclemencias o la falta de comida no le hacían mella: sólo basta con enterarse de cómo envió al matadero sin ninguna tibieza a los soldados rusos durante la Segunda Guerra Mundial. En el XIV Congreso del PCUS, Stalin ríe sarcásticamente mientras pronuncia su mejor autorretrato: "Soy un hombre brutal y sin rodeos, es cierto, no lo niego"...